Opinión

Te lo dice tu “cuñao”

Hoy quiero hablar, primero, del efecto Dunning-Kruger o, lo que es lo mismo, el sesgo cognitivo que te permite hablar de cualquier cosa sin que tengas la menor idea.

 

Te lo dice tu “cuñao”

 

Hoy quiero hablar, primero, del efecto Dunning-Kruger o, lo que es lo mismo, el sesgo cognitivo que te permite hablar de cualquier cosa sin que tengas la menor idea.

No sólo se tiende a sobreestimar las propias habilidades, sino que también se tiende a infravalorar las habilidades del contrario, e incluso a hacerles dudar de su propio conocimiento.

Es como tener todo el día a Jesús Mora diciéndote lo que tienes que hacer, por tu bien, o recordándote que, aunque te sientes en la bancada de enfrente, trabajas para ellos.

Yo lo llamaría el efecto “Cuñao en Navidades”. Soy “cuñao” y sé de lo que hablo, y con un buen Rioja os doy una clase magistral de química cuántica.

Me pasa con la política en Alcalá, ya lo saben ustedes: soy su “cuñao” y vengo con las pilas cargadas, y mi sesgo me permite hablar de lo que no tengo ni puñetera idea, subestimando la idea que puedan tener otros.

Se llama política, sesgo y manipulación emocional.

A ver, les voy a hablar de la encuesta que hemos publicado y que ha sido encargada a la empresa IDUS 3, que pertenece al Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, y vive de los fondos europeos Next Generation. Según ellos, son imparciales.

Vale.

El PSOE no sólo mantiene lo que tiene, sino que, con un poquito de esfuerzo, tiene mayoría absoluta y, de paso, pone de manifiesto que el peligro es la extrema derecha.
Roldán desaparece, Manuel Arlés también, baja el PP y sube Vox; los Andalucistas se quedan como están.

El efecto que se pretende es el de movilizar al electorado de izquierdas, que ya está hasta los “turrones” y que, antes de votar a la derecha de Ana Isabel (sí, he escrito a la derecha), prefiere quedarse en casa. Y ese quedarse en casa le supone al PSOE la pérdida de 2.000 votos, tirando por lo bajo.

Si lo traducimos en concejales, son tres, que bien pudieran ir al PP, Vox o incluso a la irrupción de Izquierda Alcalareña.

Necesita movilizar a los que considera suyos de alguna forma. La memoria, antes histórica y ahora democrática, es la única baza posible; por eso ese subidón tan bestia de Vox.

Pero, por otro lado, el electorado de izquierdas suele quedarse en casa o irse a la playa si tiene claro que va a ganar. Se lo digo yo, que los cazaba a lazo en mis tiempos, llamando por teléfono como si fuera una empresa de telefonía móvil, antes de que se fueran a la playa.

Hay un grupo que me tiene muy despistado: los Andalucistas. Otras encuestas los dan por perdidos. Ni que decir tiene que el señor Rivas no termina de cuajar; cada vez llena menos espacios. El próximo congreso lo van a tener que hacer en el salón de actos de una asociación de vecinos.

Contando “porcima”, viene más gente a mi cumpleaños que a una asamblea de AxSí, y eso que, como cabrón asintomático que soy, no le caigo bien a nadie.

Quizás por eso ha vuelto a aparecer Lola Aquino, posiblemente lo único a valorar, con tantos cambios de nombres y de caras, algo reconocible.

El tándem formado por Roldán y Arlés sigue siendo capcioso. Si bien empezaron dando aire fresco a las intervenciones en los plenos, siguen perdidos en el “y tú más”. Hay propuestas interesantes que se pierden con los insultos. No han aprendido que el número de la cabra quedó para Facebook y que al Ayuntamiento se viene a otra cosa.

El cambio de portavocía por parte de Vox le viene muy bien a la formación. Las intervenciones del señor Navarro son frescas, con talento y talante. Eso se va a traducir en votos.

El Partido Popular sigue perdido. Las intervenciones parecen más dirigidas hacia lo inevitable; termina por dar la razón al PSOE y dejándose llevar por la política de levantar manos, mientras su electorado anda con la “venia” hinchada.

Y el PSOE, pues como vemos, lleva 40 años en campaña, ganando siempre. Por algo será y seguirá siendo, a la vista de la encuesta.

La encuesta sólo dice lo que pretende. Y yo, convenientemente imbuido por el Dunning-Kruger, les he hablado de política como un buen “cuñao”: convencido, seguro… y peligrosamente tranquilo.

“Ma quedao un cuñao pa ponerme un marco”

Fernando Viera

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Fernando Viera

Si no fuera yo, sería el que pone agua en el Congreso de los Diputados. Escribo porque si no, reviento, y una vez estuve en un gimnasio. Creo que en invierno hace frío y en verano calor, soy un negacionista.

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