Entre placas y cenizas.

La transformación oscura  de Alcalá de Guadaíra.

En los últimos años, Alcalá de Guadaíra ha sido testigo de un cambio de rumbo que, lejos de traer prosperidad y desarrollo, parece sumir a nuestra ciudad en una penumbra preocupante. El nuevo modelo de ciudad que ejecutan sin consultar y a golpe de publicación por la “puerta de atrás legal” por el equipo de gobierno del PSOE y AxSí se basa en la sustitución de nuestros cultivos y paisajes naturales por placas solares y crematorios. Este enfoque, que se presenta como una solución sostenible, en realidad parece más una renuncia a lo que nos define y nos dio valores paisajísticos e industriales como comunidad.

Atrás quedan los días en que Alcalá era un lugar atractivo para los empresarios. En aquellos tiempos, las empresas llegaban con la promesa de generar empleos estables y oportunidades que ilusionaban a jóvenes y adultos por igual. Hoy, en cambio, el horizonte se dibuja gris, con una administración que parece más interesada en proyectos que no aportan valor a nuestra identidad que en fomentar un crecimiento económico saludable y sostenible.

Lo que está en juego no es solo un cambio en el uso del suelo, sino nuestro modelo de ciudad donde vivir las próximas décadas, se han preguntado que si a usted ¿Le gustaría que sus hijos vivieran en una ciudad rodeadas de placas , mega plantas fotovoltaicas y hornos crematorios?. La transformación de la ciudad hacia un modelo industrializado y “feo” donde la naturaleza cede su espacio a la infraestructura gris y de humos de cuerpos incinerados, nos aleja de la esencia de Alcalá. La riqueza de nuestros paisajes, la biodiversidad que nos rodea y la historia que hemos construido a lo largo de los años están en riesgo. Este nuevo enfoque nos empuja a una ciudad que, en lugar de ser un lugar para vivir y trabajar, se convierte en un espacio despersonalizado y deshumanizado.

A medida que nos alejamos de nuestra naturaleza  y tradiciones, nos enfrentamos a la pérdida de ilusiones y proyectos de futuro. La juventud, que debería ser el motor de nuestra sociedad, se siente desmotivada. Sin un entorno que inspire y ofrezca oportunidades, es difícil imaginar un futuro brillante.

Es fundamental que los ciudadanos de Alcalá levantemos la voz y exijamos un cambio. No se trata de rechazar la sostenibilidad, sino de encontrar un equilibrio que respete nuestra identidad y nuestra historia. Necesitamos un modelo de ciudad que promueva el empleo, la innovación y el respeto por nuestro entorno natural, un modelo que nos haga sentir orgullosos de vivir aquí y esto es responsabilidad de todos nosotros, la misma que se tiene a la hora de votar cada 4 años.

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