Se pone la cosa calentita, como un incendio en Utah, que parece que se han venido todos los fuegos a Alcalá, no sabemos si el Santo Oficio está haciendo pruebas con teas para brujas, más de cien incendios por no limpiar los pastos y las parcelas, las cositas de Urbanismo y la limpieza, que son como el agua y el aceite, caros de cojones.

Ni siquiera me dan tiempo a disfrutar de la playa Gaditana, que me los tengo que encontrar de reunión secreta en el chiringuito a golpe de éxitos del verano, y yo es que soy más de TAM TAM GO y menos de Nebulossa, pero aquí me tienen, viendo cómo convierten a Alcalá de Guadaíra en Transilvania, como llenan de placas solares hasta el último patatal y cómo se cargan un manantial, mientras celebran las calores del verano a golpe de cubata.

Y no es de extrañar, al PSOE le gusta el fuego amigo, y tienen el chivo expiatorio perfecto en la sede de Urbanismo.

Y es que no hay dos sin tres, al la gente de urbanismo se le juntan los chivos con las cabras mientras la oposición está algo despistada, una de dos, o traman algo para la vuelta al tajo, o realmente están perdidos en el Laberinto del Minotauro y esperan que lo toree Morante de la Puebla.

Usted haga como yo, no se meta en política.

Pues bien, empecemos por el tema fotovoltaicas, los intereses espurios de este tipo de empresas van más allá de simplemente unos metros más o menos, olía a chamusquina el ofrecimiento de 45000 euros en tres años y unos arbolitos para quitar de la vista la extensa cristalera, para aminorar eso que llaman impacto visual, los vecinos de Santa Genoveva, no se ponen de acuerdo y hacen bien, que para eso hay una ordenanza municipal y un pleno que ha votado que “eches pa allá 500 metros”, ya veremos hasta dónde llegan las negociaciones.

Para que nos entendamos, usted tiende la colada en la ventana de su casa, viene un guardia y con la ordenanza municipal te pone un multa que lo flipas, por lo del impacto visual, pero una empresa puede poner placas solares donde quiera y como quiera y… “no pasa nada”.

Desde el punto de vista de una negociación, empezar por el dinero, y mandar a un lacayo para que los asuste, en vez de sentarse con los vecinos, me parece de mal gusto, es cómo cuando el señorito deja que acaricies el caballo que nunca vas a tener.

La parte de los tanatorios y tanatorios crematorios, y los metros que deben de respetar, por mucho que se  pongan los vecinos a protestar, he de decir que nuevamente Urbanismo es el que ha dado los permisos pertinentes y que no hay unos metros mínimos establecidos en la Ley, ni en el Decreto, ni la ordenanza municipal puede ir en contra de estas dos cosas, y por lo tanto no tiene establecida una distancia mínima, a no ser que de aquí a mañana el señor Mora se lo saque de la manga, aunque estamos hablando del señor Mora, que ya no se si quiere ser alcalde o dedicarse a la vida contemplativa en la Cartuja.

Y como no hay dos sin tres, los abanderados y adalides de los verde, los gatitos y los perritos, los coches eléctricos y el absolutismo enmascarado han abierto un “socabrón”, y están drenando un “manantial”, que ha estado toda la vida ahí, que ya tuvo sus problemas como “manantial”, allá por los tiempos de Felix Juan, Hermosín, Guillermina y Limones.

El gobierno actual no ha perdido el tiempo en salir a desmentir que eso no es un “manantial”, no presenta los informes técnicos de la obra simplemente dice que ahí no hay “manantial”, dónde hasta los más viejos del lugar recuerdan que de esa agua se surtía el abrevadero del río y alguna fuente en el Duque, y que cantaban las ranas cosa fina.

Me recordó a Mariano Rajoy diciendo aquello de no es chapapote sino unos “hilillos de plastilina” o lo de Fernando Simón con aquello de “uno o dos casos”.

Y aquí ando en el chiringuito con la cansina de Nebulossa, a ella le gusta ser una zorra y a mi un cabrón asintomático, creo que hacemos muy buena pareja.

 

Fernando Viera.

 

 

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