Opinión

Ojiplatismo

¿Por dónde empiezo? —decía Aníbal Lecter.

 

Ojiplatismo

 

¿Por dónde empiezo? —decía Aníbal Lecter

Todos tuvieron su minuto de gloria; pero hay cosas que no me explico, y yo sé que usted, que está leyendo esto, espera una crónica graciosa y salerosa, con inquina y con trauma posterior.

Sin embargo, les voy a decir que el pleno fue uno de los más extraños que recuerdo, y siguen sin gustarme los plenos.

Dicho esto, el pleno tuvo sus cosas raras, porque es la primera vez que veo a la gente del PSOE, si no nerviosa, sí incómoda.

De los de AxSí, no digo nada, que «pa lo que les queda en el convento».

Cada uno de los grupos expresó su parecer ante lo que voy a llamar «el caso Mora», porque, si bien no es la primera vez que se le trata de prepotente, sí que es la primera vez que, en un pleno, se aborda este tema desde todos los puntos de vista y contra una sola persona, que además estaba de cuerpo presente.

Se trató el tema de la agresión verbal y la falta de respeto por parte de Jesús Mora; la última media hora de pleno vale la pena que visualicen ustedes.

Los últimos 30 minutos no tienen desperdicio.

En un intento de victimizarse, la alcaldesa y la portavoz hicieron un alegato un poco extraño, llamando a la cordura, que estuvo muy bien y que, además, se sumaba a los alegatos de la oposición. Pero hay matices.

Cosas que sabemos: Jesús Mora salta como un miura en el momento que le llevas la contraria; no es la primera vez, hay testigos de eso, e Isabel la Caótica está hasta el coño de su actitud. Si no lo estuviera, no habría hecho un alegato final llamando a la calma.

Obviamente, no le va a decir a su nuevo vicesecretario local lo de:

Quillo, métete la lengua en el culo y cuenta hasta diez»—

¡Vete a Turquía, que se te ve el cartón!»

Estaría feo.

Por parte de la portavoz, solo le faltó la parte de «…a Dios pongo por testigo…». Me recordó a Limones cuando mentaba a Ortega y Gasset; pero ya que lee, señora Ballesteros, espero que compre mi novela y me cite en el próximo pleno. Hasta aquí la cuña publicitaria.

Lo que yo no había visto —¿nunca?— es votar contra tu propia reprobación. El más listo de la banda levantó su mano, como en plan «yo jamás». Sin embargo, y esto no lo digo yo, lo dice la Ley 40/2015 del Régimen Jurídico del Sector Público, que indica en el artículo 19.F que los miembros del órgano colegiado no pueden ejercer sus funciones cuando hay un conflicto de intereses; y don Jesús Mora levantó la mano como si le fuera la vida en ello.

Y no «pasaná», pero que no es la primera vez: en el pleno anterior también te pudo la mano, que está «grabao, y no pasanaaa». Pero que sepas que ser eres.

Y puedes serlo porque el resto de grupos no parecen darle importancia al hecho. No es la primera vez que ocurren cosas semejantes; que la alcaldesa y la portavoz llamen a la calma significa que algo ha pasado, que alguien se está colando, y es un aviso. Lo siguiente es muletazo, estoque y, si te resistes, descabello.

Por dar ideas: si la votación no está correcta, se puede impugnar ese punto del pleno y volver a hacerlo.

Como El día de la Marmota, pero con Jesús Mora, como protagonista.

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Fernando Viera

Si no fuera yo, sería el que pone agua en el Congreso de los Diputados. Escribo porque si no, reviento, y una vez estuve en un gimnasio. Creo que en invierno hace frío y en verano calor, soy un negacionista.

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