Por sus frutos los conoceréis.
Por sus frutos los conoceréis.
No me compres el relato.
Si a estas alturas andamos cuestionando a nuestros vecinos, incluso siendo tan miserables, de no ir a la tienda por temor a encontrárnoslo, no lo dude es usted español hasta el tuétano, es una etiqueta de comportamiento zafio, rencoroso y absurdo, que llevan los que sólo hablan con los suyos, sólo hablan en su idioma, sólo su Dios es el auténtico, sólo su equipo es el mejor, sólo su partido político es el que trae la esperanza pueblo y sólo su propio discurso es el bueno.
Son los que te sueltan la consigna para aplacarte al día siguiente, son los que llaman fascistas o de extrema derecha, desde sus despachos oliendo a club de alterne, a un señor que grita, que está lleno de barro y que ha perdido todas sus pertenencias y, seguramente, a algún conocido.
Esos mismos que ponen etiquetas a las personas que sufren y protestan, son los que les regalan móviles de alta gama a sus putas, y que esperan las ayudas europeas para las catástrofes naturales para comprar “farlopa” de la buena.
“Pa ti y pa mi”, espero que sea de la más pura.
A estas alturas en mi vocabulario ya no cabe la palabra “tolerancia”, ni tampoco la palabra “solidaridad”.
En el primer caso, en el de la tolerancia, por que me gusta la simetría en las personas y el mismo rasero, y como no me siento por encima de nadie, no soy tolerante con las personas, ni con los raseros, ni con las reglas de convivencia.
El tolerante, tolera porque piensa que su posición se lo permite, mientras que el tolerado hace lo que le sale de las narices, porque se lo permite un poder superior, lo siento, yo no soy tolerante, mi religión no me lo permite, hay un poder superior que me dice, “ese es un gilipollas, que lo toleren otros”.
Y yo, algunas veces, me escucho, y me hago caso.
Y la “solidaridad” tampoco es la mejor de las palabras, solidario es unidireccional, no vuelve nada, nada de nada, ni siquiera te hace sentir mejor, te hace sentir gilipollas.
Solidaridad es el nuevo “altruismo”, palabra que proviene de francés “altruisme”, hacer el bien a costa de tu propio bien, estar a la altura, lo suficientemente por encima para no mojarte ni en tus opiniones.
¿Habrá algo más gilipollas?
Solidaridad es dar solo, pero solo de soledad y sólo de acción de dar, o lo que es lo mismo, solamente dar, sin esperar recibir nada a cambio, y así, usted da, y venga a dar, y da más.
¿Hospitales?, ¿salud pública?, ¿enseñanza?, ¿tranvías y transporte público?, ¿viviendas?, ¿seguridad?, ¿igualdad?, ¿justicia?…
Sí, efectivamente, yo también me lo pregunto, ¿dónde?
Respuesta: Para pagar a estos amigos de lo ajeno, que piensan que el prójimo son ellos, que entienden que lo “prójimo” es subirse el sueldo.
La solidaridad debería de ser un acto personal, pero está muy mal entendida, ya que si no eres solidario te ponen una etiqueta y te matan socialmente, por ello y para que no pienses, cada cosa que pagas viene grabada por un impuesto, y en todas tus nóminas te quitan algo, además de la contribución a la seguridad social, y pobre de ti si no eres solidario, tolerante y “resilente”, pobre de ti si no sigues al abanderado, pobre de ti si no aceptas el “relato” que te cuentan al día siguiente.
Como por ejemplo, “que no era un buen día para ir a una tragedia”, “tampoco es un buen día para dejar de oler pegamento” que decían en Aterriza como Puedas.
Pueden pensar que mi relato no es correcto pero yo ayer vi a cuatro responsables enfrentándose a la realidad, el más importante salió corriendo, dejando a un matrimonio sólo mientras la realidad los insultaba.
Yo sé lo que he visto, y también se que van a necesitar un relato mejor que el de que son un puñado de fachas.
Fernando Viera.