No saben ustedes la tranquilidad que es no saber nada de nada, especular con el fin del mundo, dejando atrás el fin de semana.
Intentar comprar una radio pequeñita para escuchar el NO-DO
No saben ustedes la tranquilidad que es no saber nada de nada, especular con el fin del mundo, dejando atrás el fin de semana.
Chin Lu.
No saben ustedes la tranquilidad que es no saber nada de nada, especular con el fin del mundo, dejando atrás el fin de semana.
Intentar comprar una radio pequeñita para escuchar el NO-DO, y comparar aquellos maravillosos años de la Radio Pirenaica, con estos de la conexión global.
Decía el Presidente que no hiciéramos caso de bulos, no sé que me va a contar de esto, pero ya les digo que no me creo nada, de entrada.
No sé cómo irá lo del hermano de Sánchez, lo de las rabietas del Mora, lo de las faltas de respeto de Isabel la Caótica, ni de lo otro concejal, del que no quiero acordarme, diciendo que se iba a cargar a todo el mundo, ¿o era que iba a cagar un mundo?, vamos que me ha dado igual «toitoto», «que otra pena pa mi coño, que como no tengo coño, po no tengo pena».
Son las tantas de la noche, y me estoy tomando una cerveza fría, todo lo fría que puede estar.
Mientras charlo con unos franceses sobre lo de España es diferente, la gente está en la calle, punto, encantados de la vida, punto, gastando cash, punto, tranquilitos y atentos, y recordando esa buena costumbre de dejar propina al camarero, que con tanta, tarjeta, móvil y Bizum, se había perdido.
Y como me dice mi librero favorito: «Viera, ya sólo queda lo de la invasión extraterrestre»
Y yo le he contestado, que, como buen cabrón asintomático: «Estoy en ello»
Fernando Viera
