No hace mucho, este que les escribe en verano, con las calores insoportables compensadas, al abrigo de unas cañas, en cierta asociación de vecinos de cuyo nombre no quiero acordarme, recordaba cierto delfinario que iría en el castillo.

La propuesta, como tantas otras, reparó en ese cajón dónde no mira nadie, junto a ese calcetín que te falta de la última colada, o el camafeo que le regaló tu madre a tu esposa el día de vuestra boda, y nunca volviste a ver.

Un delfinario, recuerdo perfectamente que pensé, “¿de dónde coño vas a sacar tanta agua?”; estaba claro que soy un completo ignorante de la riqueza acuífera que rodea Alcalá de Guadaíra, por ello he de decirle al señor Zamora que me disculpo, efectivamente era totalmente posible.

Alguien ha calculado, porque eso sí, en Alcalá a la gente le gusta la matemáticas más que a Pitágoras, pero sobre todo el ojo del buen cubero, que de la obra de Nicolás Alpériz han sacado agua suficiente para un par de delfines, una orca y unas pocas de focas.

A la vista de que la naturaleza y el hombre son como el agua y el aceite, ha podido más el hombre, y de ese manantial o cosa con agua, sólo ha quedado un pequeño cuadrado, en dónde irá el hueco del ascensor para recoger el vehículo que usted aparque.

Será, posiblemente, y tras las lluvias, el primer ascensor submarino de la historia, accionado posiblemente por el capitán Nemo o el pato de la fuente de la Plaza del Duque, que últimamente anda de parranda.

Todo dependerá de qué partido político sean tanto uno como otro, porque en este pueblo hasta para ser ascensorista hace falta recomendación.

Los de Aira tendrán que ir corriendo al notario para cambiar de nuevo el epígrafe de actividades y añadir las actividades subacuáticas, y así poder contratar al pato si es de buena familia, o a la sirenita de la fuente de la calle de la Mina.

Con el proyecto en la mano, extenso y minucioso he de decir, los puntos 1.1.1.14 del capítulo de Hallazgos y el punto 1.1.2.11 Vicios Ocultos, son los que más llaman mi atención, en lo que al agua se refiere, pues me temo que no se ha tenido en cuenta, uno que el agua es un bien, bastante escaso en Andalucía como para tirarlo alegremente y dos que el agua es la madre de todos los problemas.

Otro punto que no me queda claro en el pliego es el 1.1.2.17 referente a Obras sin prescripciones explícitas:

“En la ejecución de trabajos que pertenecen a la construcción de las obras, y para los cuales no existan prescripciones consignadas explícitamente en este Pliego ni en la restante documentación del proyecto, el Contratista se atendrá, en primer término, a las instrucciones que dicte la Dirección Facultativa de las obras y, en segundo lugar, a las normas y prácticas de la buena construcción”

Yo me pregunto, ¿existía entonces algún estudio previo que indicara que ahí había una bolsa de agua?

Y sí, efectivamente, el hombre ha podido con la naturaleza, con la ayuda de la técnica, pero hasta que Alcalá de Guadaíra se sitúe por debajo de los trópicos tras un cataclismo que mueva la tierra de su eje, en Alcalá, lloverá, lloverá y lloverá, y yo veré, yo veré, y yo veré, y esperemos que no pase “na”, que nos cueste más dinero.

¿Cuanto cuesta todo esto?

El trasdosado paramento con perfil Oceane 40 AD Arcelor Mittal a 98.34 euros el metro cuadrado, lo he visto a buen precio, más o menos como el filete de ternera rubia que te ponen en el Viso.

El total de todo esto, 4.522.572.73 euros, sin “poyaques”, sigo pensando que deberían de haber aprovechado y montar lo del delfinario en el castillo y ahí lo dejo.

Como diría la señora Ballesteros, “tatopagao”.

 

Fernando Viera.

#opiniondealcala

 

 

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