Con el otro, no pasaba esto.
El título es muy apropiado para Noviembre, pero no me voy a referir a la muerte del Caudillo, que podría hacerlo, acercándose como se acerca el día 20; recuerdo esos días bastante ajetreados en mi casa, pero eso es otra historia que ya contaré cuando se tercien banderillas.
En la memoria de los españoles, y meses después del óbito, cuando la mano se abría irremediablemente, hacia una España de apocalipsis en diferido, la frase más escuchada era esta, «con el otro no pasaba esto», y también la de, «Franco baja aunque sea de corneta», el caso es que no bajó; tampoco se fue por su propio pie, tuvo que ser la naturaleza sin frenos la que se lo llevara por delante; no es el caso que voy a contar, todavía hay esperanza, que así es la nostalgia, un bicho inherente al ser humano, que piensa siempre que «cualquier tiempo pasado, fue mejor»
El caso es que, para hablar bien de alguien, lo mejor es que esté muerto, para el caso que me ocupa, no es así, es más, yo diría que no está ni siquiera aburrido; le han otorgado un despacho allá en Sevilla, va y viene todos los días, se deja caer en algún mentidero, atiende a las visitas, se junta con los antiguos amigos, le hace ojitos al Partido Popular, tiende sus tentáculos y se hace el tonto, mientras asiste cabreado a la desgana de su pupila, a la que le ha enseñado todo, pero que parece que no ha aprendido suficiente.
Es un poco antes de verano, y después de vacaciones, cuando hay que preparar todo para las fiestas que se avecinan, y no me refiero al 20 de Noviembre, fecha festiva de efecto puente para nostálgicos, entre el final del Antiguo Régimen y el advenimiento de la Democracia o del, permítanme el símil, el Nuevo Régimen.
Y es que todo cambia, veo a Vox cantando el Himno de Andalucía y jurando la Constitución, y ya está todo visto, o casi, quieren cambiar la letra y donde dice «pedid tierra y libertad» ellos quieren poner, «pedid tierra y Gibraltar», pero que son cosas mías.
Al grano, que me disperso mucho en Noviembre; las asociaciones de vecinos están que trinan, se han quedado sin Halloween, han tenido que montárselo por su cuenta, esos niños disfrazados de calaveras, esas cuarentonas marcando pierna con disfraz de bruja de los chinos, por cierto, cada día los fabrican más ajustados o es cosa mía, la industria de la calabaza que no cotiza en bolsa, los sombreros mejicanos que se han quedado en los escaparates, los caramelos y chuches que me los he tenido que comer yo solo…
En definitiva Don Enrique, que esto no se hace, su compañera y amiga, no ha aprendido nada, Rocío Bastida en lo del Carnaval no la veo, y en lo del Flamenco, como no sea los flamencos del Coto de Doñana; y el andalucista Christopher se ha quedado con la parte de las fotos, ahí va bien pero tampoco aporta mucho, aparte de dos «h» en el nombre, como hiciera el cantante Rafael, que se llama Raphael, sólo que este alcalareño, más que cantar da mucho el cante, el de poner el cazo y no hacer nada.
Rocío y Christopher, hacen buen tándem para un concurso de magdalenas, pero para Navidad y Semana Santa, necesitan mejorar.
Ya ve usted, don Enrique, al final necesitan a dos para hacer lo que usted hacía con la punta del …, he llegado a pensar que usted salía más barato, he hecho cuentas y, sí, ya se lo digo yo, usted salía más barato.
Así pues, y no sólo lo digo yo, sino que es un clamor popular, (¿del Partido Popular?), que es necesario que resucite usted, Don Enrique, baje aunque sea de peluquero, hable usted con Isabel la Caótica y con Lolita la Piconera, que están despistadas, «dando recuerdos a su señor», quieren hacer un embalse o un pantano para regar las nuevas tierras de Bertín Osborne el Conquistador, y todo ello aprobado en Pleno, y usted y su manejo para las fiestas y los fastos se nos hacen imprescindibles para el olvido de estos atropellos.
Enrique Pavón, ¡Presente!; no se haga de rogar, que ya no se con quién meterme.
Fernando Viera