Unas dimiten por falsear su currículum y otra se queda “tan pancha”
La Alcaldesa de Alcalá Ana Isabel Jiménez borró de su CV su “master” de Deusto tras averiguarse que no era verdad.

Unas dimiten por falsear su currículum y otra se queda “tan pancha”
Unas dimiten por falsear su currículum y otra se queda “tan pancha”
Una doble vara de medir que huele a podrido
Hemos conocido la dimisión de Noelia Núñez, diputada del Partido Popular, tras desvelarse que falseó su currículum. Su renuncia fue inmediata, contundente y ejemplar. En política, como en la vida, hay errores que tienen consecuencias. Hasta ahí, todo correcto.
Lo que no es tan correcto —ni justo, ni democrático, ni ético— es la hipocresía que recorre nuestra política local y nacional cuando el carné cambia de color.
Porque si nos vamos un poco más cerca, a nuestra querida Alcalá de Guadaíra, el silencio ensordece. Aquí tenemos una alcaldesa socialista que también falseó su currículum, adornando su trayectoria con titulaciones que no eran tales, y que no ha dimitido ni de la alcaldía ni de sus cargos internos en el PSOE. Es más: el propio presidente del Gobierno vino a arroparla durante la campaña. Como si nada. Como si la verdad no importara. Como si Alcalá se mereciera un gobierno de cartón piedra.
¿Qué mensaje se está lanzando con esto? Que en política local vale todo, que se puede mentir al electorado, a los medios y al partido, y que no pasa nada… si eres del “equipo correcto”. La política, esa que debería ser ejemplar, transparente y comprometida con la ciudadanía, se convierte así en una farsa partidista donde las reglas se aplican según convenga.
Es indignante que, mientras a unas se les exija una limpieza quirúrgica, a otras se les permita todo. ¿Acaso no es más grave mentir en política municipal, donde la cercanía con la ciudadanía debería exigir aún más responsabilidad?
En Alcalá, la confianza ciudadana ha sido traicionada y nadie asume responsabilidades. ¿Qué están esperando? ¿Que lo olvidemos? ¿Que traguemos? Pues no. No hay regeneración democrática sin coherencia. No hay política digna sin ejemplaridad. No hay progreso si se premia la mentira.
Si queremos instituciones fuertes, necesitamos dirigentes honestos. Y si mentir en el currículum cuesta el cargo en Madrid, también debería costarlo en Alcalá. Porque aquí también vivimos personas. Porque aquí también votamos. Y porque aquí también nos merecemos la verdad.
Ángeles Peral Martín