Opinión

¡Viva la pastorcita divina!

 

¡Viva la pastorcita divina!

 

Probablemente usted vea esto como un chiste, pero no lo es: hay personas que van a la iglesia a ver a Dios, y hay personas que van al Rocío para que todo Dios las vea.

Y más allá del chiste, hasta para comulgar te hacen preguntas. Depende de uno si las contesta o no; no es un examen tipo test de los que ponen en la Universidad de Deusto, no, nada de eso. Los rojillos de comunión diaria saben mucho de estas cosas.

Para estar a buenas con la divinidad hay que pasar por el aro. Ustedes me hablarán de la tradición, de Andalucía, de la Virgen del Rocío, de la Semana Santa, y yo, a todo eso, les doy la razón.

¿Qué explicaciones voy a dar, si yo soy del Barça y no sé por qué?

A mí no me preocupa nada que Isabel la Caótica vaya al Rocío; a mí me preocupa el plural mayestático que usa en sus redes sociales. A la sazón, como aquella que se llamaba Aída Nízar y hablaba de sí misma en tercera persona, o lo que es lo mismo, como si no fuera con ella.

Veamos:

«Acompañamos a la Hermandad del Rocío de Alcalá en su camino al encuentro con la Virgen. Hoy hemos caminado juntos, llenando de alegría y de cante los caminos, y hemos cruzado el Quema, donde hemos vivido momentos de profunda emoción».

Se me ha venido a la cabeza aquello de:

—¡So-la-men-te puedo decir… gracias por venir!

La utilización del plural de esta forma —que se llama plural mayestático— se hace cuando queremos dar la sensación de que vamos en representación de algo más grande que nosotros mismos. Bien pudiera ser Alcalá, pero para eso ya está la Hermandad del Rocío de Alcalá, que cumple con toda esa representatividad sin necesidad de alcaldes.

Ya me puedo imaginar el bautizo en el Quema: la niña de Deusto.

Que no, querido lector, que no es eso lo que me preocupa. Me preocupa el uso del plural: “acompañamos”…

¿Quiénes?

¿En calidad de qué?

Si es en forma institucional, dígame, si es tan amable, con qué dinero y con qué consenso.

¿Hará usted lo mismo en Ramadán y hará dieta hasta la puesta de sol?

¿Se disfrazará de dragón en el Año Nuevo chino?

¿Se pasará a la dieta kosher y aprenderá hebreo?

Estas y otras muchas preguntas me rondan la cabeza mientras la veo pasear con su falda negra y bolsito, en el que llevará el móvil y un rosario, y quizás a sus socios de gobierno y por eso habla en plural.

Hay que estar donde hay que estar, señora alcaldesa, usted es el perejil de todas las salsas. Y yo la felicito por ello y por volver al redil, sepa usted que se están secando los geranios del Padre Mundina, vaya rápido, mientras le dure el fervor mariano (¿Rajoy?)

No sé si es su primer año, pero, como decimos algo más al sur, “er tipo está muy conseguío”, de aquí a la canonización sólo hay un paso.

Buen camino, señora alcaldesa.

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Fernando Viera

Si no fuera yo, sería el que pone agua en el Congreso de los Diputados. Escribo porque si no, reviento, y una vez estuve en un gimnasio. Creo que en invierno hace frío y en verano calor, soy un negacionista.

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