De Armilla al cielo.

De Armilla al cielo.

 

Si les digo que hasta Armilla llega el metro para conectar con Granada capital, que costó 558 millones de euros con un sobrecoste de 276 millones, y que aún así se inauguró en 2017, quizás entiendan por qué en Alcalá estamos jodidos.

Porque aquí, mientras tanto, seguimos esperando, y no es por falta de títulos ni de cargos, sino por la incompetencia disfrazada de gestión.

En Alcalá hay dos escollos que lo explican todo; el primero: encontrar 21 millones de euros que no están en el superávit, ni en el remanente, ni en el ahorro, ni en el bolso de la señora Ballesteros, ni siquiera en el recuerdo de la oposición.

El segundo: aguantar a Isabel la Caótica, que ahora, además de ser Vicepresidenta de la Diputación, Alcaldesa de Alcalá de Guadaíra, Señora del Pazo de Alcalá, Marquesa de la Plaza del Duque, Reina de las Fotovoltaicas, Secretaria General de los Socialistas de Alcalá y Luz de los Pedigüeños del PSOE, se ha apuntado otro título: Secretaria de Movilidad Sostenible y Transporte en la ejecutiva de la señora Montero.

¿Aplaudimos o nos asustamos? Yo ya estoy asustado.

Porque, seamos claros, Isabelita ha llegado a donde está a base de calzadores.

Para ser gerente de la empresa de autobuses de Alcalá, la metieron con calzador.

Para ser concejal y luego dimitir, otro calzador.

Y para ser alcaldesa, hizo falta calzador, carambola y un milagro; con ese currículum, que no es inventado, me temo que el metro en Alcalá tardará otros diez años en llegar, si es que llega.

Pero hablemos de Armilla, donde las cosas no han ido bien.

Allí, el señor Mora ha sido apartado como un mueble viejo; hoy habrá ido a trabajar, diciendo que tiene cosas más importantes que hacer que estar en la comisión de garantías del PSOE andaluz.

Seguro que anda dándole al teléfono, buscando “susanistas” que le den un carguito en la ejecutiva provincial del PSOE; todo para salvar los muebles de su egolatría manifiesta.

Una pedrea de cargos insustanciales, como siempre.

Y no me da pena, señor Mora; porque, viendo el plantel de los que tiene al lado y, de paso, de los que tiene enfrente, qué quieres que te diga: “donde las dan, las toman”, y a ti te han dado, cuéntalo como quieras.

Pero si hay alguien que se lleva la palma en bochorno, ese es Juan Espadas; su discurso fue un festival de “yoísmo” y de culpar al “cha, cha, chá” de su propia incompetencia.

Autocrítica: cero.

Vergüenza: menos aún.

Mientras tanto, Paco Rodríguez, alcalde de Dos Hermanas, se ha hecho con la secretaría de organización; pero esto no es un culebrón de Villa Arriba y Villa Abajo, ni estamos aquí para ver quién friega más platos con el milagro antigrasa; aquí se juega con el futuro de la gente, y no con cargos de pacotilla.

Y mientras tanto, Juanma Moreno sigue adelante con sus planes de liberar suelo y vertebrar Andalucía, adelantando por la derecha al PSOE andaluz, que parece más un convidado de piedra que un partido con ideas.

Por último, no puedo dejar de mencionar el outfit de María Jesús, me recordaba a sus tiempos en las Juventudes Comunistas, a las latas de anchoas en el rectorado de la Universidad.

Probablemente era la única allí que se sabía cantar La Internacional; y, para dar palmas, la María Jesús siempre ha sido muy de Triana aunque eso no arregla nada, ni el metro, ni Alcalá, ni Andalucía.

Fernando Viera.

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