Ya lo decía el señor Mora:

“… en mi despacho recibo a mucha gente, empresas grandes, pequeñas y vecinos”

Y sabiendo como sé que su película favorita es El Padrino, coincidimos en alguna cosa, yo me lo imagino sentado en su despacho, despachando y acariciando un gato, y no es una visión muy agradable, más bien enfermiza y acorde con la planta, adquirida a punta de soberbia.

Si su intención era llegar a algún sitio, he de decirle que quizás se ha encontrado con la “Parca” antes de tiempo, y no para cruzar el Guadaíra sino la laguna Estigia de los políticos que huelen “raro”, aunque usted no tiene problema, siempre hay un bar al que medirle los decibelios o una fotovoltaica a la que servir servilmente, compadres no le faltan para caer de pie.

Las fruterías, señor Mora, no se instalan porque les da la gana, para abrir una frutería es necesaria una serie de requisitos, para abrir un tanatorio, lo mismo.

La empresa Interfunerarias, es una de esas “grandes empresas”, de las que usted recibe diariamente acariciando un gato, que un día llegó y usted les dio todos los permisos necesarios para ejercer su labor en una esquina de un polígono dónde no molestaban a nadie.

Les contó que:

Quienes pretendan ejercer las actividades reguladas por esta Orde­nanza como empresa de servicios funerarios deberán solicitar una autorización municipal previa.

Para la obtención de dicha autorización debe presentarse una Memoria que constará de dos partes:

  1. Documentación relativa al proyecto de instalación y en su caso de construcción, aportando planos de situación y de detalle de los locales, maquinaria y vehículos.
  2. Memoria justificativa de la organización de los servicios, orga­nización del personal para atenderlos, y medios materiales a disposición, conforme a esta Ordenanza.

Las solicitudes de instalación de empresas de servicios funerarios se instruirán y resolverán por los servicios competentes del Ayuntamiento.

Es todo esto se incluía la distancia mínima al núcleo de población atendiendo al plan urbanístico que no existía.

Pero esto era como lo de Grucho Marx, estas son mis distancias, si no me gustan las cambio, modifico las ordenanzas y ya está, que eso de la Constitución y la Irretroactividad de la ley me lo paso por el arco del triunfo del gato.

Todo ello supervisado por usted, y con su autorización.

Y no molestaban, porque como tantas cosas en esta “gran ciudad”, el plan de ordenación urbanística no existe desde los tiempos de Limones, y el que se pretende hacer es secreto, es una mezcla entre Bizancio y Villar del Río, dicen las malas lenguas que en esa esquina va un refugio para gatitos abandonados y 40000 o 50000 viviendas de protección oficial, o más.

Quiero recordar la resolución del Defensor del Pueblo Andaluz en la queja 09/3167 dirigida a la Consejería de Salud sobre las distancias mínimas de las empresas funerarias, que haciendo un ejercicio de derecho comparado entre Comunidades Autónomas indicó lo siguiente:

“Consideramos que no hay razones de carácter sanitario que justifiquen la necesidad de señalar normativamente unas distancias mínimas de las instalaciones referidas respecto a zonas destinadas fundamentalmente a usos residenciales”.

Resolvió don José Chamizo instando a cambiar el Decreto 95/2001 de 3 de abril para exigir que éstas empresas se encuentren ubicadas, con carácter preferente, en cementerios o en edificios anexos a ellos y, si esto no fuera viable, en el lugar más próximo posible.

Veo difícil salida para las pretensiones del señor Mora aunque para ello, y pensando que “atosigando” con su peculiar modus operandi de “asustaviejas”, estos señores se iban a ir por las buenas, les manda día sí y día también a la Policía Local como si fueran los sicarios de Don Vito Corleone, o la Guardia del Cardenal Richelieu teniendo cosas más importantes que hacer, y claro está, Interfunerarias es una de esas “grandes empresas” que el señor Mora recibe y que tiene todos los papeles en regla, autorizados por él y por su gato.

La solución debe de estar prevista, acudirá la señora Ballesteros con su peculiar vocecita a contarnos lo del remanente, lo del superávit y lo del Tesoro de Willy el Tuerto, y mientras con una mano coloca el micro de la sala de Plenos para que se la escuche mejor, con otra mete la mano en el bolsillo de los alcalareños para resarcir del error cometido a esta empresa; exactamente igual que con SATO, otra empresa con la que no se ha cumplido y que los juzgados nos han condenado a pagar millón y medio de euros.

De momento, tengamos en cuenta que Interfunerarias tiene un permiso de la Junta de Andalucía para ejercer su labor con unas medidas cautelares y que se resolverán por el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía allá por Noviembre, coincidiendo con “Todos los Santos”.

En ciernes hay una comisión informativa, que para que ustedes entiendan, en esa comisión estarán todos los documentos necesarios para enterarnos de lo que ha pasado.

Por su parte el señor Mora contestará en segunda vuelta a los requerimientos de la oposición para aplaudirse a sí mismo, celebrando la benevolencia de un quiste benigno.

Dejando el toro para que lo pique, banderillee y mate una vez más la del Taco, la señora Ballesteros que dará las explicaciones por usted.

Quizás piense, usted y su gato, que París bien vale una misa, un consejero en Aira o una liberación, ya veremos cuanto de caro sale esto, ¿otro millón y medio?

A modo de recordatorio, señor Mora, las mortajas salen muy baratas, todos tenemos un traje que no nos ponemos nunca y una corbata que no pega con nada, con el que despedirnos de este mundo.

Si todo sale mal, no haga ruido al salir.

 

Fernando Viera.

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