Lugares comunes
Mucho se ha hablado de la comparecencia de Sánchez pidiendo perdón por ser tan guapo

Lugares comunes
Mucho se ha hablado de la comparecencia de Sánchez pidiendo perdón por ser tan guapo
Mucho se ha hablado de la comparecencia de Sánchez, pidiendo perdón por ser tan guapo. El maquillaje, mal; la ropa elegida, mal; el discurso, mal.
Parecía un híbrido entre Herman Monster y Morticia, diciendo que adoptaría medidas —«cambiando la ejecutiva»—; coño, yo creía que la ejecutiva la cambiaban los militantes. Sí que ha cambiado el cuento.
Unas horas antes, Santos Cerdán avalaba su propia inocencia con aquella canción del colegio: «Que yo no he sido, que ha sido Periquito…».
Y el resto de ministros apuraban la copa del karma, poniendo la mano en el fuego por el pobre Secretario de Organización: «Pongo la mano en el fuego…».
Zapatero, diciendo que eso era mentira en el programa de Susana Griso.
Y no es lo mismo, no; no es lo mismo decir: «A Dios pongo por testigo», que: «Adiós, pongo a los testigos…».
En todo caso, no conozco ni un solo gobierno de España que no tenga su caso de corrupción que acabe con él. ¿Será porque somos españoles?
Pedro, el presidente que no sabe nada, sigue sin saber nada. Su familia sanguínea le pone los cuernos con el tráfico de influencias; su familia política hace lo propio con lo mismo. Y yo, ¿qué quieren que les diga? Entre influencia y flatulencia, algo huele mal en Ferraz, de donde ya no sale nada nuevo.
Por la cadena de Risto Mejide pasa Susana Díaz; pasa a diario, como la reina por el Puente de Triana; ¡Uy!, pasa la reina; llevándose las manos a la cabeza diciendo que no sabe lo que es un fontanero. Joder, Susana, permíteme que me ría.
Una legión de fontanería —fina— hizo de ti Secretaria Provincial cuando te enfrentaste a Antonio Gutiérrez Limones. Y, en pago por los servicios prestados, la misma legión fontanera puso a Isabel la Caótica de alcaldesa, obligando a dimitir y a salir por la puerta falsa a Antonio. Y eso que la madre de la niña le gritaba a Limones, siempre que podía: «Por ahí no, Antonio, por ahí no», hasta que Antonio encontró la salida: irse de senador, dejando un reguero de muertos detrás suyo.
De la legión de fontanería no voy a hablar; ya no están. Algunos se fueron del todo; otros forman parte de los distintos PSOE (A, B, C…); y otros cambian tierras de cultivo y regadío por placas solares, ¿con qué intención?
Por Alcalá pasaron muchos y muchas de los que ahora están en la tele contando sus mierdas. Ha habido una de esas mierdas contadas que me ha hecho particularmente gracia, porque yo estuve ahí.
Pobre Eduardo Madina. Si tú supieras todas las pegas que se pusieron por parte de Susana Díaz, la misma que se echa las manos a la cabeza diciendo que no sabe lo que es la fontanería.
Sí, amigo, sí. Pero yo no me invento el currículum; yo te compré una camiseta para que financiaras tu campaña. Pero entre tramposos, ya se sabe.
Y es que este PSOE no juega a lo mismo que los demás. Mientras los demás tenemos ideales y queremos transformar la sociedad —un mundo medianamente llevadero para todo el mundo—, otros están en un negocio, y no jugamos a lo mismo.
Me quedo con las palabras de Ignacio Varela, que no es sospechoso de ser de derechas y que lleva 35 años en campañas del PSOE:
«El PSOE es un animal de taxidermia, vacío por dentro».
Desde 2008 firmando lo que escribo.