Otra tradición es posible.
Ha debido de pasar algo, porque no he visto subir a todos los concejales la cuesta para la tradicional misa antes de que la Virgen del Águila recorra las calles de la ciudad.

Otra tradición es posible.
Ha debido de pasar algo, porque no he visto subir a todos los concejales la cuesta para la tradicional misa antes de que la Virgen del Águila recorra las calles de la ciudad.
Puede ser que haya habido algún percance y se haya quedado cojo de la tercera pierna algún responsable del consistorio; en esta ocasión, lo que se ha hecho es quedar arriba en la zona de la ermita.
De momento, y toquemos madera, no hay nadie inútil, ni mucho menos inhábil; quizás en el futuro, pero por ahora, no. Diversas fuentes jurídicas apuntan a que la cosa se va a poner muy cuesta arriba, mucho más que ir a rezar a la ermita.
Sabemos, por ejemplo, que el señor Mora apareció allí tras tocarse el pecho en un pub irlandés y decir: – “Mora a Enterprise, teletransporte”.
Lo vieron aparecer entre luces de colores; se ve que se le da muy bien llevar la misa, por lo que si en un tiempo no es concejal, de monaguillo puede estar, no se le da mal, no pagan lo mismo, pero en lo de rezar, el muchacho cumple.
Esta puede ser la única ocasión del año en la que ustedes vean al equipo de gobierno hacer un pequeño esfuerzo y subir a “pata” la cuesta para escuchar misa.
Algo ha debido pasar: se rompe así una tradición de siempre. Eso sí, Isabel la Caótica tenía que estar y demostrar así su novedoso gusto hacia el fervor mariano. La vimos en el Rocío, en día laborable, no le iba a hacer el feo a la alcaldesa perpetua.
Yo, para eso, siempre he tenido bastante pudor. Hay dos tipos de personas: los que van a misa a ver a Dios y los que van a misa a que todo dios los vea, esto ya lo he dicho en muchas ocasiones.
Este fervor político incontenible es muy de “rojillos” de comunión diaria, “meapilas” o, directamente, “tragaostias”. Son personas que, de normal, ponen a la Iglesia de vuelta y media todos los días y sólo se acuerdan del prójimo para cobrarles las rentas, en este caso en forma de IBI.
Los primeros en las fiestas de guardar y los últimos en guardarse de una fiesta.
El caso es que algo ha debido de pasar, que esta vez, la señora del Pazo de de la Plaza del Duque no ha querido subir andando y ha ido en coche, que cansa menos.
Por regla general, todos los años acompañan a la imagen de la Virgen del Águila hasta la puerta del Ayuntamiento, pero el de Alcalá de Guadaíra, no el de Rota; no me consta desvío alguno del itinerario tradicional.
No querían pasar por delante de la puerta de la Casa Ibarra. Qué le vamos a hacer, en realidad nadie iba a decir nada, pero, por si las moscas, ya saben, a los señoritos no les gusta mancharse el traje de los domingos. Prefieren ir a caballo o, como en esta ocasión, en coche, a oír misa.
A lo mejor se instaura esta nueva moda de subir en coche.
No hay muchas fotos esta vez. La protagonista ha sido la Virgen del Águila y la gente con fe.
Como debe de ser siempre.