Cómo digo tantas veces, la memoria de los hombres es como la de los pajaritos, sirve cada seis meses para encontrar el camino del calorcillo, sólo queda lo contundente, el por ahí no paso, y el antes muerta que sencilla.
Los cambios, así como los olvidos, van de la mano, Colón ya no lava más blanco ni descubrió las américas, Norit, el borreguito, campa a sus anchas sin que nadie se lo coma que dicen que es malo tanta carne, y ciertas formas de pensamiento autócrata, han pasado a ser, lo normal en muchos casos, aceptando fascista como socialista de cabecera.
Por otro lado, los que claman por reforzar las normas de convivencia no dudan en saltarse la constitución y las leyes, lo mismo te meten en casa tres meses, que le fabrican una ley a una persona, dónde sólo faltan el nombre y apellidos, y todo esto bajo la mirada del respetable, que asiste y atiende, sin diferenciar un Miura o Vitorino, de cualquier otro animal con cuernos.
Y no es la primera vez, ni va a ser la última, ya le construyeron una ley a José María Ruiz-Mateos para intervenirle Rumasa, ya inventaron una huelga de controladores aéreos para establecer un Estado de Emergencia, van a construir una ley para a un señor, y con esa ley se beneficiaran otros muchos señores, que podrán disponer del dinero de todos a su puñetero antojo, al igual que tocaron otra ley, y se beneficiaron violadores que podrán ir a los bares a llenar vasos de nuestras hijas de burundanga, sin que les pase nada.
Algunos en los bares dicen que, no pasa nada, que cuando cambien el gobierno los vuelven a meter en la cárcel y asunto arreglado, curiosamente la constitución habla de una cosa que es la irretroactividad de la ley, en el artículo 9.3 y cito:
«La Constitución garantiza el principio de legalidad, la jerarquía normativa, la publicidad de las normas, la irretroactividad de las disposiciones sancionadoras no favorables o restrictivas de derechos individuales, la seguridad jurídica, la responsabilidad y la interdicción de la arbitrariedad de los poderes públicos»
Traducido al idioma de la gente de los bares «Santa Rita, Rita, lo que se da no se quita», fin de la cita.
Recuerdo el manual del profesor Pérez Royo, que además del uso habitual entre estudiantes, como «ladrillo cervical relax» para las mañanas de primavera en la Facultad de Sevilla, me sirvió para aprender que todo es igual y parecido, y que el día menos pensado, cambian la Constitución, con el consenso de las nuevas mayorías, que han pasado a ser de populares a democráticas, o lo que es lo mismo, a «hacer lo que les sale de los cojones», exactamente igual que antes.
A mi que me dieron «cum laude», en la cantina de la facultad, entre macetas y bocatas de mortadela con aceitunas, y la sorna de mi profesor de Filosofía del Derecho, De Julios- Campuzano, que me dijo un día que «España se arregla en los bares», y qué razón tenía.
Es muy fácil cambiar el texto, coges el artículo 167, y cambias las mayorías y las «importancias», al gusto de una de esas mayorías y nuevos empoderamientos, empiezas reformando 168, y de ahí a hacer lo que te de la gana hay un paso, bueno, en realidad hay otro, porque lo de hacer lo que les da la gana, ese paso, ya lo han dado, pasándose por el arco del triunfo, las mayorías y la separación de poderes, del «menage a trois» a la «auto-felatio», con un poco de ejercicio terminas llegando.
Con el otro, no pasaba esto, ¿o sí?
Fernando Viera.
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